Notas contempopráneas

Ante todo, excusas. Hace días que regresé de vacaciones y tenía pendiente una revisión del Contempopránea que, por motivos de subnormalidad tecnológica (la mía y la de mi conexión a Internet), no se pudo publicar. El caso es que Meri me salvó, y os hizo un conveniente repasito que resume perfectamente nuestras impresiones de este festival, un pelín cutre (en cartel e instalaciones), pero no por eso menos entrañable. Debe de ser que nos mola sufrir, porque le cogimos el gusto al Contempopránea y pensamos volver el año que viene, a pesar de la escasez de baños y duchas, el lamentable estado del cámping y la mediocridad de los grupos convocados.

Pero, como bien decía Meri, el festival tiene tantas cosas estupendas, que mereció la pena acercarse: ausencia de colas para pedir bebidas, precios populares, un mercadillo fantástico, la piscina, el buen ambiente, el choque cultural con los lugareños... Respecto al cartel... ejem!

En mi opinión (ultrapersonalísima), el nivel de la música independiente patria es bastante mediocre, con lo que, plantear un festival con grupos exclusivamente españoles supone, a priori, un auténtico disparate (en términos de negocio, interés y ambición festivalera). Se ve que los organizadores son valientes y, con ayuda de un público entregado, se han ido manteniendo año tras año con propuestas que se basan en una combinación equilibrada entre promesas y grandes popes del indi nacional. Sin embargo, en 2006, la única propuesta de envergadura venía de la mano de La Buena Vida. Y claro, eso se notó en la asistencia, o al menos ése fue uno de los comentarios más repetidos por los habituales del Contempopránea: "este año hay menos gente".

Mientras que mis compis de expedición extremeña se pasaban la noche vendiendo abanicos y camisetas (tintaplana.com), yo me pude acercar a algunos de los conciertos. Aquí os resumo mis impresiones (y recuerden, no soy crítico de nada, sólo opino).

La Buena Vida. Sólo por ellos merecen la pena los 45 euros de la entrada. Completamente cómplices con un público desde el principio muy entregado, los donostiarras fueron desgranando su mejor repertorio, incluyendo bastantes temas de su estupendo nuevo disco, Vidania (Calles y Avenidas, Ayer te ví, La Mitad de Nuestras Vidas, S.O.S.). Todos pudimos corear sus canciones más conocidas, y también las más enérgicas, lo que le dió agilidad y emoción al concierto, evitando crear medios tiempos y lagunas innecesarias, y fomentando el ambiente festivo de la actuación. Los Planetas, Qué nos va a pasar, Un actor mejicano... especialmente bonito fue disfrutar de uno de mis temas favoritos, Verano, en manga corta y disfrutando del fresquito estival de la noche extremeña.

La Casa Azul. No ví el concierto entero y... ¡anda que no lo lamento! Menudo fiestón montó Guille Milkyway para delirio de los popis del Contempopránea. Nunca me compraría un disco suyo, pero sí que me apunto a sus conciertos. Energía en estado puro.

Humbert Humbert. Era el único grupo que entusiasmaba a Meri, así que, fiándome de su gusto (gustazo), nos quedamos solipanguis a verlos a última hora del sábado. Dándolo todo para cuatro gatos que apenas aguantaban el trote de todo el fin de semana, el grupo consiguió desperezarnos de nuestro cansancio, a pesar de que optaron por las canciones menos cañeras. Estos dos señoritos disfrazados de chefs de restaurante de moda consiguieron convencernos gracias a una mezcla estupenda de punk, guitarra e histronismo.

Tachenko. Algo deben de tener cuando gustan tanto. Su concierto fue llenazo, lleno de intensidad... la gente se lo pasó pipa. He de reconocer que no me centré mucho... estaba más a la cervecita. Punto negativo para mí.

Second. Ni idea de este grupo hasta que mi amiga Lore me dijo unos días después que son unos murcianos que se hicieron famosos (salieron en los telediarios incluso), por ganar un concurso de rock en Inglaterra. Tienen un cantante sexy, melodías convincentes y tocan bien, pero son taaaaaaaan clónicos a tantos grupos patrios y brits, que pierden todo el interés. Por cierto, las canciones en español, muchísimo mejor que en inglés. ¿Por qué tantos grupos nacionales se empeñan en destrozar la lengua de Shakespeare con esas pronuntiations sonrojantes cuando tenemos un idioma tan rico y con tanta sonoridad? Intriguismos.

Y ya para resumir, en el apartado de lamentables, incluyo a Niños Mutantes (absolutamente sobrevalorados y un rollo patatero de grupo), Sidonie (que si no hacen el gamba, no tienen nada que aportar... en esta ocasión tocó disfrazarse de cacatúas) y, el peor de todos, un tal Tarik, que canta fatal y que sus canciones ni melodía ni gracia ni pop ni ná. ¿De dónde habrá salido esta joyita? Siento haberme perdido a Underwater Tea Party, de los que todo el mundo habló maravillas.

Por hilar un poco más fino, dos puyitas más. ¡Esos acoples que dejaban sordo a cualquiera! Y el año que viene un poco de equidad a la hora de confeccionar los horarios: el viernes todo era un rollo y lo poco interesante se concentraba el sábado... ¡hay que repartir como buenos hermanos!

Por cierto, las fotos son de la web del Contempopránea, que no deja de actualizarse.