Injusticias eurovisivas

Mario iba a escribir un post sobre la pasada gala del sábado pero le ha parecido suficiente con comentar lo más detacado en el fotolog. La verdad es que todo el mundo sabe ya a estas alturas lo que pasó: el triunfo de los macarras finlandeses estaba cantado, era, de lejos, a los que más cancha se les había dado. Además su canción (sí, porque había una canción debajo de esa espantosa voz a lo Rammstein) era de lo más eurovisiva, sólo que envuelta en un sonido chungo. Y lo de los disfraces y las memeces, ya se sabe, gusta mucho.

Éste es un post sobre las injusticias históricas del concurso. Ha habido muchas, aunque las de este año han sido tremendas. El sábado, en casa, no dábamos crédito a las puntuaciones. ¡¡¡Qué pesadez con los amiguismos!!!

Bueno, el caso es que no ganó la clarísimamente mejor canción de la noche: Tornero, de Mihai Traistariu (Rumanía), que quedó en un respetable cuarto puesto. Canción a la que, por cierto, España dio los 12 puntos. Pero lo peor fue injusticia flagrante con Malta y su participante, el grimoso -hay que reconocerlo- Fabrizio Faniello y su estupenda canción I do, que sólo se llevó un mísero punto!!! Quedando por debajo ¡incluso! de la pedorra de Francia o las medaisverguenzaajena Ketchup (qué sillas, qué canción, qué estilismo y qué todo más cutre por dios!). Por cierto que Fabrizio ya participó en el 2001, quedando en noveno puesto.



Pero lo de Malta no ha sido nada nuevo... ya sabemos que en las votaciones pesan mucho la cercanía de los países. Como decía un sms de la noche: "España hubiera ganado si no tuviera tanto mar alrededor"). Bueno, este año lo dudo, pero es una buena teoría. O como decía nuestro amigo Edu: "¿por qué se votan entre sí los países que luego se matan en guerras?". Una cosa es segura: es una votación popular, pero muy injusta.

Injusta empezando, este año, por la eliminación en la semifinal de Kate Ryan, la reina de las cantaditas (Desenchantee). Injusticia que denunció el presentador de Bélgica con un I love Kate Ryan en su chuleta durante las votaciones. Bravo, bravísimo por él.



Otros años ha habido casos igual de claros. Cualquier indie que se precie recordará cómo en el año 1980 los venerados Telex se presentaron al concurso por Bélgica (qué pasa con este país, les odian o qué?) con la canción Eurovision, quedando en decimoséptimo lugar. Por cierto, ese año ganó el ñoño de Johnny Logan con What's Another Year?, una murga de canción.

En el 87, Plastic Bertrand (sí, el de Ça plane pour moi), que por cierto es belga, se presentó por Luxemburgo y consiguió sólo 4 puntos con su canción Amour amour, una canción un poco mala pero que seguro superada por otros bodrios.



Francoise Hardy quedó en 63 (por Mónaco) en un triste quinto puesto con L'amour s'en va, aquel año ganó unos tal Grethe and Jorgen Ingmann, de los que ya nadie se acuerda (salvo en Dinamarca, supongo). Y en el 68 Cliff Richard y su Congratulations se quedó el segundo por competir con el La, la, la que tanto ha dado de comer (y beber) a Massiel. Por cierto, qué graciosos los comentarios del sábado de Massiel y Salomé. ¡Estaban las dos como cubas!

Otros muchos artistas reconocidos han pinchado en Eurovisión quedando en posiciones bastante lamentables. Algunos de ellos tan famosos como Julito Iglesias (1970, 4º puesto), Raphael (1966, 7º puesto y 1967, 6º puesto), Peret (1974, 9º puesto), Paloma San Basilio (1985, 15º puesto)... Aunque claro, bien pensado, todos éstos más bien se lo merecían!